Las Catacumbas de Santiago

El visitante no debe perderse una visita a las catacumbas de Santiago de Chile. Esta ciudad -ubicada en la nación de Chile, Sudamérica- es una de las más prolíficas en monumentos y edificios históricos, deleite de los turistas que recién están descubriendo lo que tiene que ofrecer esta metrópolis. La entrada a las catacumbas se ubica al interior de la Catedral y se cobra un aporte voluntario.
El origen de las catacumbas es aún un misterio. Se ha comprobado que son mucho más antiguas que el descubrimiento de América. Algunos han postulado que fueron usadas como cementerios indígenas primitivos, anterior a la llegada de los mapuches a la zona. Sin embargo, no han sido encontrado restos que avalen esa teoría. Lo más probable, según geólogos de la Universidad de Chile, es que se trate de una serie de cavernas naturales que fueron ampliadas paulatinamente por la mano del hombre. La primera mención que nos ha llegado data del siglo XVII. En una oscura crónica de autor olvidado se relata el viaje fantástico de don Juan de Ávalos por el reino subterráneo de las hadas cuya entrada encontró por casualidad mientras exploraba el cerro Huelén.

Una leyenda cuenta que el cuerpo- o lo que quedó de él- de Pedro de Valdivia fue enterrado sigilosamente en uno de los nichos, luego de ser rescatado en secreto por sus oficiales desde Tucapel. Esas versiones aseguran que la estatua ecuestre de la Plaza de Armas marca el lugar exacto –veinte metros más abajo- del último lugar de descanso del Conquistador.

Posteriormente fueron usadas por los patriotas como escondites durante la Reconquista. Los investigadores han encontrado trozos de género, monedas y algunas armas de la época. Se desconoce los lugares por los cuales ingresaban.
Luego de la Independencia, todo evidencia histórica desaparece. Se presume que el conocimiento de estos umbrales, por el hecho mismo de ser tan secretos se perdieron con la muerte de los iniciados. Es probable que el desarrollo urbano haya terminado por destruir los últimos vestigios y es así que la existencia de las catacumbas pasó a ser cuento de niño hasta bien entrado el siglo XX.

Fueron descubiertas en 1929 cuando se realizaban excavaciones en busca de aguas subterráneas cerca de la Plaza de Armas, aunque no fueron abiertas al público hasta 1937. Las precarias condiciones estructurales unido a la complejidad de la red de túneles hacían imposible su habilitación como atracción turística. Manuel Rengifo Arias, de 38 años, empleado de la constructora, desapareció en el laberinto el 19 de agosto de 1931. Al año siguiente, tres estudiantes de ingeniería de la Universidad de Chile, motivados por una apuesta, ingresaron ilegalmente a las catacumbas la noche del 21 de Junio. Después de tres días de búsqueda, encontraron a uno solo, con principios de inanición y extrañas heridas en los pies. No pudo explicar cómo había perdido a sus compañeros, los cuales siguen desaparecidos hasta hoy.

La crisis económica pospuso cualquier intento de estudio y no fue hasta 8 años después que se organizó la primera ruta turística bajo estrictas condiciones de seguridad y con gran éxito. José Ignacio Cumming, ingeniero, junto al arquitecto Ricardo Arteaga fueron los artífices del proyecto. Viajaron a París y a Roma a estudiar la disposición y estado de las catacumbas europeas. A su regreso, implementaron, en conjunto con el Arzobispado y la municipalidad, habilitaron cuatro cámaras y tres túneles con huesos traídos de las fosas comunes del Cementerio General. El primer tour guiado se realizó el 18 de septiembre del 1937 y contó con la presencia de connotadas personalidades de la época.

Las catacumbas se mantuvieron abiertas hasta el terremoto de 1971, el cual provocó importantes derrumbes en las cámaras y dos muertos. Luego del golpe de estado, el gobierno intentó habilitar los túneles, pero sin éxito y fueron cedidas al Arzobispado de Santiago. La entrada fue clausurada hasta agosto de 2006 cuando se realizaron renovaciones en el marco de la celebración del Bicentenario. Hoy en día, el visitante puede recorrer 5 kilómetros que han sido habilitados con barreras de seguridad, señalética y un salón de eventos subterráneo que tiene conexión con la estación de metro Plaza de Armas.

Comentarios

Unknown dijo…
¿Esto no se había publicado ya?
Me parece que dejé anteriormente un comentario... o tal vez lo soñé...no sería primer ni último sueño.

Saludos a Rodrigo.

Amanda
Anónimo dijo…
Es que es una actualización, me parece. Eli.

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