Las torres

Santiago, 16 de junio. Quizás estoy viendo la ciudad en veinte años más. Hace poco que vivo acá. Me mudé desde quilicura, avenida las torres. Allá era de alta tensión y caminaba a tomar el bus mientras el zumbido de los cables me hacía pensar en mutaciones y enfermedades congénitas. Desde el décimo piso de la calle marín, santiago centro, puedo ver las torres. Solo que está vez son de cemento, son huecas por dentro y tienen ventanas iluminadas. Me impresiona la manera en que forman un largo paredón que no alcanza para resguardarnos de la contaminación. Es invierno y se nota la capa de smog apretujada contra las ventanas.
Abajo, los autos recorren Portugal mientras llueve. En la esquina, fríen sopaipillas en un minimarket.

Comentarios

Anónimo dijo…
Es nostálgia de la casa, del primer encantamiento con la vida familiar. Es melancolía de ciudad sin mar, con vista a ninguna parte.
Me gustó tu crónica Rodrigo.
Anónimo dijo…
Bene...felicitaciones por el nuevo hogar, puras buenas vibras y sobre el escrito muy simple y me transporto al centro ...que loco..chauuuuu

Zara trabajando

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