Nunca | Margarita Bustos
Nunca paseamos por el otro lado de la luna
ni tu mano se acercó a la mía para fundirse en el gesto
ni tu mano se acercó a la mía para fundirse en el gesto
prometedor.
Nunca dejaste que tu mirada sonrojara nuestros océanos con sus deseos y apetencias,
tampoco invocaste la salinidad de mi piel junto a la tuya
de tacto
tampoco invocaste la salinidad de mi piel junto a la tuya
de tacto
insaciable
ni fracturaste el juicio de las bocas bífidas
intentando asesinarse en la fusión de sus elementos.
ni fracturaste el juicio de las bocas bífidas
intentando asesinarse en la fusión de sus elementos.
Nunca, dijiste asustada.
Nunca, le respondí a los pensamientos que me ordenaron
invocarte…
-Nunca- será la única palabra que exista entre nuestras
-Nunca- será la única palabra que exista entre nuestras
fantasías.
Margarita Bustos
Nace en Cauquenes en 1980, Profesora de Castellano y Comunicación de la PUCV, Magíster © en Género y Estudios Culturales de la Universidad de Chile. Nos conocimos hace poco, en un bar literario del Huérfanos perdido, a través de los auspicios de Amanda Espejo de la Revista La Mancha. Compartimos el gusto por la teoría, el cine y las letras. Nos ha honrado con un poema suyo.
Rodrigo Suárez
Margarita Bustos
Nace en Cauquenes en 1980, Profesora de Castellano y Comunicación de la PUCV, Magíster © en Género y Estudios Culturales de la Universidad de Chile. Nos conocimos hace poco, en un bar literario del Huérfanos perdido, a través de los auspicios de Amanda Espejo de la Revista La Mancha. Compartimos el gusto por la teoría, el cine y las letras. Nos ha honrado con un poema suyo.
Rodrigo Suárez
Comentarios
A sido muy bueno conocerla, en todo aspecto, y en este caso en particular...compartirla!
Saludos puñaleros...está bonito el blog!
He disfrutado mucho tu poema al igual que el placer de compartir tu sangre :)
Un abrazo y sigue creando =)
Margarita, tus poemas, al menos los que he leído, además del buen trato del lenguaje y de esa palabra fecunda que presentan, son intensos y ágiles; es decir, presentan un movimiento constante. Es una voz que reclama y declama por algo inconcluso; por un deseo incabado; una complicidad no finalizada, sino a medias.
Esto lo escribió un poeta del desierto; un errante de ese Mar del Norte.